María y Gonzalo se conocieron en el verano de 2008 y 8 años después, en la preciosa Granada, se comprometieron.
María vistió de Bárbara Torrijos, ambas son amigas de la infancia y enseguida Bárbara captó los deseos de María. Un crepé de seda con encaje en la espalda y en las mangas: sencillo y elegantísimo. Lo acompaño con unos zapatos en tonos nude de Calzados Beguer, un recogido de Jaume Ripoll de La Pelu y un signo muy distintivo de la novia: los labios y uñas rojas, eso no podía faltar en su boda. Tanto del tocado como de su ramo se encargó la Floristería Ceres.
Gonzalo llevó un chaqué clásico de la sastrería Casa Rosita.
La boda se celebró el 3 de diciembre de 2016 en la parroquia de la Santa Cruz de Llombay, el pueblo de veraneo de Gonzalo, que tenía mucha ilusión por casarse allí. De la decoración floral se encargó la Floristería La Espina.
El banquete se celebró en Villa Delia a la que los novios llegaron con un espectacular Citroën Tiburón. A su llegada, la herma de Gonzalo les sorprendió con un espectáculo acrobático con telas. De la decoración floral de las mesas se encargó El Taller de Clo.
María entregó tres ramos, el suyo para su madre, una réplica para la madre de Gonzalo y otra la lanzó a sus amigas. Tuvieron un candy bar con el lema “Toda una vida” y un fotomatón a cargo de Pim Pam Fotos. El mismo lema del candy bar es el que abrió el baile, con la canción Toda una vida de Antonio Machín. Cerraron la fiesta con una canción muy especial para María, Noches de Boda de Joaquín Sabina, que es su cantante favorito.
Las fotos son obra de Lázaro Aznar.
B.
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