La boda de Ana y Raúl

Cuando Ana me envió su boda y empecé a leer sus palabras enseguida supe que nadie iba a redactar su historia con Raúl mejor que ella:

“Raúl y yo nos conocimos hace 10 años. Él de Asturias y yo de Valencia, pero el destino nos unió justo a mitad de camino, en Madrid. Aunque trabajábamos en la misma empresa, nunca habíamos tenido ningún acercamiento, hasta que comuniqué mi baja voluntaria y me decidí a volver a mi tierra. Fue entonces cuando él me pidió una cita. Lo mio no fue amor a primera vista, pero si que fue amor a primera cita. En esa primera cena, mirándole a los ojos y entre risas, me enamoré de él. ¿Qué chico pide sopa en su primera cita? Supe que quería más noches como aquella, que quería seguir riendo y seguir conociendo más a aquel chico despistado, y a la vez intrigante, que estaba sorbiendo sopa frente a mi sin ningún complejo. Me hizo sentir tan relajada, tan natural, que de pronto fue como si nos conociéramos de toda la vida. Qué complicidad! Volví a mi tierra pero 6 meses más tarde ya estaba de vuelta en Madrid y viviendo juntos. Definitivamente, las relaciones a distancia no eran lo nuestro y lo teníamos clarísimo. Desde entonces no nos hemos separado

Tres años después nos decidíamos a montar nuestra propia empresa de márketing y eventos, pero la cosa no salió como habíamos planeado. No puedo decir que aquello fue un fracaso porque precisamente gracias a eso decidimos mudarnos a Gijón para buscar nuestra suerte por otros caminos. De aquellas cenizas surgieron nuevas ideas, de aquella necesidad empezaron nuevos proyectos. No teníamos nada que perder y hemos ganado mucho. En calidad de vida y en felicidad.
La familia de Raúl son alfareros desde generaciones y pensamos en utilizar ese recurso tan valioso y darle una nueva vida. Lo que empezó como un proyecto donde utilizábamos la alfarería como herramienta, se ha convertido en una realidad preciosa que se llama Artistas y Emprendedores. Cuatro años más tarde podemos decir que hemos conceguido llevar la experiencia de la alfarería a todos los niveles: pedagógico, lúdico, coaching… Yo he aprendido de Raúl y él lo aprendió de su padre. No podemos sentirnos más realizados.

Sus padres siguen viviendo en una pequeña aldea de Asturias y vamos allí cada vez que podemos. Y allí fue donde él se decidió a pedirme matrimonio. Me llevó a uno de los prados de su familia, mi preferido, desde el que se puede ver las montañas de fondo y unas vistas preciosas. Yo no sabía nada, me dijo que íbamos a dar un paseo… Y me dejó allí, en medio de aquel prado, y me dijo que esperara un momento. Pasaron 5 minutos y apareció vestido con traje y llevando una cesta de picinic, una mantita, una botella de veuve clicquot rose y dos copas.
Me quedé tan en shock que, solo podía reir. No me lo esperaba!!! Cuando colocó la mantita se arrodilló y me dijo las palabras más bonitas que me habían dicho nunca… Y tras ellas, abrió una pequeñita caja donde apareció un precioso anillo y me dijo: “Quiero pasar el resto de mi vida contigo y hacerte la mujer más feliz…¿Quieres casarte conmigo?
Y bebimos, bebimos hasta que las burbujas se nos subieron a la cabeza 🙂
Estábamos tan felices…

El anillo lo mandó hacer, se trata de una maravilla con un diamante en suspensión, creada por un diseñador de joyas asturiano: Joyería Antuña.
Desde luego, nada tradicional y algo realmente único, como mi marido”

La boda se celebró el 13 de agosto de 2016 en el Palacio de Cutre. Ana se quedó a dormir la noche de antes de la boda allí. Al levantarse desayunó tranquilamente al sol, se dio  un largo baño y posteriormente se sentó a escribir sus votos, tenía tan claro lo que tenía que decir que no necesitó prepararlos con mucha antelación. A mediodía comenzaron los preparativos. Con su bata de Nicolás Costura, Diego Arenas que vino adrede desde Valencia, la maquilló y la peinó. Después el propio Nicolás trajo el vestido de novia y le ayudó a vestirse. Se trata de un espectacular vestido con espalda descubierta y mangas de plumeti. Lo acompañó de un tocado de La Troupe y unos zapatos azules de Marian Calzados

Raúl llevo un traje a medida de la Sastrería Plácido con pajarita y tirantes de Rosseta Pajaritas. 

Los niños de arras iban perfectamente conjuntados con trajes de Teresa y Leticia coronas de Pando Floristas.

Fue una boda llena de detalles y rincones especiales: un árbol de huellas de My Crafty Birds, un rincón de los recuerdos, un rincón sidrero con un escanciador, un mueble con alpargatas y pasminas para las invitadas…

De la decoración y el ramo de Ana se encargaron Pando Floristas. La flor protagonista fue la hortensia, la favorita de Ana. Los centros de las mesas estaban decorados con piezas de Cerámica Negra, la cerámica de la familia de Raúl. Y como marcasitios colocaron unas piezas pequeñas con el nombre de cada invitado. 


Abrieron el baile con un pequeño baile de 2 minutos pero de repente se paró la musica  y empezó a sonar la canción de Ghost y se acercaron a un torno de madera e hicieron una pieza de alfarería en medio de su boda, para sorpresa de todos los invitados. 
Después la fiesta continúo con música en directo a cargo del grupo Los Testigos, un candy bar para endulzar la noche pero también con cosas saladas, un photocall en una carvana vintage (Jane My Vintage Caravane) y un caricaturista en directo (Karikato)!

Ana estaba tan enamorada de su ramo que decidió quedárselo, pero pidió que le hicieran una réplica para lanzarlo al vuelo al ritmo de “Single Ladies”. Lo cogió una de sus amigas de la infancia.

Las fotos son obra de JFK  Imágen Social y el video de Héctor Torra
 
B. 

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