La boda de Clara y Guille

La que hoy os enseño es una boda de esas que te quedas hipnotizada solo con ver una foto y quieres seguir viendo más. Clara y Guille se casaron en la sierra de Madrid, en la bonita Finca Prados Riveros. Tenían muy claro el tipo de boda que querían y consiguieron crear una fiesta muy personal y divertida cuidando todo detalle. 

Clara no se considera “la típica novia”, no se veía vestida con encajes ni vestidos con volumen. Es una gran aficionada a la moda y le gusta mucho ojear revistas y webs, guardando todo lo que le inspira. Una vez vio un conjunto de chaqueta y pantalón en color verde y lo guardó, no imaginaba que años después ese conjunto inspiraría el diseño de su vestido de novia. Una modista amiga de la familia materializó el diseño: un pantalón con una levita larga abotonada hasta la cintura. Lo combinó con un precioso tocado de Lucete by Inés. Su ramo fue obra de la tía de Guille.
Guille vistió de Tom Black, una sastrería moderna sin olvidar la elegancia en la que se puede personalizar hasta el mínimo detalle: el color de los ojales de la chaqueta, el forro de la chaqueta y los bolsillos, los tirantes… Llevó unos gemelos con las iniciales C y G de Silvio Silvani. 


Tanto la ceremonia como la cena se celebraron en la Finca Prados Riveros, todo el equipo de la finca se encargó de la decoración del evento, destacando la paleta de colores que eligieron los novios: todo basado en los tonos blanco y malva, desde las flores, hasta el siting y los detalles de los invitados. En la finca pudieron pasar todo el fin de semana de la boda celebrando por todo lo alto la fiesta de su boda. 

Clara llegó acompañada de sus dos primos, los considera como hermanos y no podía elegir solo a uno como padrino. 

Los fotógrafos fueron The Creative Shot y los videógrafos Marmellata Films


Celebraron una cena bajo las estrellas acompañada de guirnaldas de bombillas que daban un toque muy especial. Toda la papelería de la boda estuvo basada en esas guirnaldas de luces incidiendo en la idea de fiesta o verbena de verano. Las minutas fueron unos “comecocos”, un detalle muy original. 

Tuvieron un candy bar muy curioso, no era el típico candy bar con chucherías sino con chocolatinas. Guille trabaja para una conocida marca de chocolatinas así que éstas no pudieron faltar en su boda. En lugar del tradicional photocall tuvieron un marco de fotos a modo Instagram con cámara de fotos instantánea que los invitados podían colgar en unas cuerdecitas. 

B. 

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